LA AUTOCONSTRUCCIÓN
La autoconstrucción es un fenómeno que trata de la iniciativa que toma una familia para construir su vivienda, a su ritmo, a sus posibilidades y en la mayoría de los casos, con nulo conocimiento sobre el tema.
Según el Centro de Innovación para la Vivienda (CIV) el 70% de los mexicanos autoconstruye su vivienda, lo que representa alrededor de 60 millones de personas que viven en una casa autoconstruida.
Las características de este tipo de viviendas son totalmente variables y se llevan en etapas a medida de las posibilidades de los propietarios, contrario a lo que se pudiera pensar, es un fenómeno que se da tanto en asentamientos irregulares como en zonas de vivienda popular.
Al ser un fenómeno tan recurrente, es importante analizarlo, entenderlo y atenderlo. Se pueden observar varias vertientes, entre ellas, las posibilidades económicas de quien construye.
Culturalmente también existe un desconocimiento de la importancia de asesorarse por un profesional, independientemente de quién construya, se cree que es mucho más caro y muchos prefieren acudir con el maestro de oficios de confianza. Sin embargo el no recurrir a un profesional puede salir más caro a la larga ya que la casa tiende a sufrir los estragos de una mala ejecución y estos problemas con mas caros de reparar.
RIESGOS DE LA AUTOCONSTRUCCIÓN
Los tiempos han cambiado y el sector de la construcción también, lo que funcionó en el pasado no necesariamente funciona para el presente, ni mucho menos garantiza el futuro.
Primero entendamos que un edificio cumple una función básica: refugiar y proteger a sus habitantes. Y cualquier arquitecto responsable, en el ejercicio de su profesión, su prioridad será garantizar que las personas que lo habitan se encuentren cobijadas y a resguardo. Con esto, no nos referimos solamente a la protección de las inclemencias climáticas. Sino también, a prevenir las enfermedades físicas o psicológicas que puede generar un mal diseño.
Existen varios niveles de autoconstrucción, pasando de modificaciones menores que se cree no afectarán de ninguna manera el funcionamiento del edificio hasta otras de inversión contundente, que claramente, en el afán de ahorra, se incurren en errores garrafales que será mucho mas costoso repararlos de lo que supuestamente parecía un ahorro en un principio. A continuación mencionaremos los más comunes:
Modificación estructural:
Abrir vanos para puertas, quitar muros, pilares o vigas para generar espacios “más amplios”, abrir losas, ampliar segundos pisos, etc. Realizar esto por simple sentido común sin la participación de un profesional es un riesgo enorme. Ya que recordemos que las edificaciones, al menos deben considerar 3 cargas básicas (en cálculo estructural estático): 1) peso propio (materialidad del edificio), 2) carga útil (personas que habitan, mobiliario, maquinaria, etc.) y 3) fuerza sísmica. Si con estos cambios se disminuyen elementos estructurales, se dañan o se sobrecargan sin que un profesional evalúe la factibilidad de la modificación, estará afectando directamente la resistencia estructural.
Falta del estudio de factibilidad:
Este estudio lo realiza el arquitecto antes de iniciar un proyecto, tiene que ver con el cumplimiento de las normas urbanísticas generales y locales. Ésto nos permite saber cuántos metros cuadrados se puede construir dentro de un volumen, esto se realiza considerando rasantes, distanciamientos, alturas máximas, coeficientes de constructibilidad, ocupación de suelo, sistemas de agrupamiento, uso de suelo y una larga lista; todo conforme al plan regulador comunal, ordenanza general, entre otros más. Si algo se construye más allá de lo permitido se considerará ilegal, lo que acarreará una serie de problemas con vecinos o pérdida de inversión un problema bastante caro de corregir, sin mencionar las multas.
Sin mencionar otras disciplinas que se dejan de lado y a la larga llegan a afectar la salud de los usuarios así como el confort dentro de la vivienda como la falta de diseño en base al asoleamiento, vientos dominantes, diseño y cálculo de iluminación, nulo conocimento de las Normas Técnicas Complemenrarias y de la antropometría, estética, diseño, etcétera.
¿QUÉ ES LO CORRECTO?
Seguir el procedimiento legal, bajo la asesoría, proyección y gestión de un arquitecto profesional altamente calificado. Dependiendo de si ya construiste o si piensas hacerlo en un futuro, las opciones son éstas:
a) Ya construiste y quieres regularizar lo existente: Se evaluará la factibilidad de regularizar la construcción. Si no es factible deberá realizar las modificaciones necesarias. Una vez subsanada la construcción acorde a la normativa, se inicia la regularización de la propiedad para obtener la recepción final. Recuerde que no se puede regularizar lo que está fuera de la ley.
b) Quieres construir o demoler: Si se va a efectuar una obra nueva, ampliación, remodelación, modificación o demoler alguna zona, asesórese por un profesional. Éste realizará el proyecto, obtendrá los permisos para iniciar obras, inspeccionará la construcción y finalmente gestionará la recepción final, lo que permite que la edificación pueda ser habitada.