El cáñamo industrial se postula como un material idóneo en la construcción de casas bioclimáticas en España por sus capacidades térmicas y aislantes.
En las últimas décadas, el interés por los materiales naturales, como el barro o las balas de paja, está resurgiendo con fuerza entre un perfil de propietario que busca casas bioclimáticas y saludables. El cáñamo también reclama un sitio, a pesar de que su vinculación con la marihuana le hace jugar la partida en desventaja.
El desconocimiento sobre las propiedades de este material constructivo, su precio aún elevado por ser de fabricación artesanal y el uso lúdico del cannabis han estigmatizado y frenado el potencial de crecimiento de la planta en la edificación.
Es cierto que se trata de la misma especie de la que procede la marihuana, el Cannabis sativa; pero el cáñamo, un cultivo legal y subvencionado, contiene menos de un 0,2% de tetrahidrocannabinol (THC), el principal constituyente psicoactivo del cannabis. La marihuana, en cambio, supera habitualmente el 10%.
No hay THC en las partes de la planta usados para la construcción, pues procede del tallo. Las variedades industriales, que son legalmente cultivadas en Europa, tienen una tasa de THC muy por debajo de aquella apta para el consumo lúdico y que varía según el país», dice Monika Brümmer, arquitecta alemana que trata de popularizar el material en España desde hace 20 años. Fabrica y comercializa desde 1999 su propio bloque de cáñamo.
Estos bloques sustituyen al ladrillo convencional, pero también se usa el cáñamo para fabricar paneles aislantes y fieltros de absorción acústica, cañamiza para hormigones ligeros, así como tableros para paredes y falsos techos. Y hay hasta pellets de cáñamo, que tienen mayor inercia térmica que la lana.
El material vegetal no solo sorprende por su versatilidad, sino también por sus propiedades. Una de las principales ventajas es su capacidad aislante y su desfase térmico (horas que tarda el calor en penetrar en el interior de la casa), lo que permite que sean unos reguladores de temperatura similares a las cuevas granadinas. Debido a su permeabilidad al vapor, los bloques tienen la capacidad de optimizar la humedad de las casas.
Tiene además una gran absorción acústica y una alta resistencia al fuego. La fibra de cáñamo no tiene nutrientes para parásitos, por lo que no debe ser tratada como la madera. Tampoco necesita pilares ni otra estructura vertical complementaria para levantar las paredes. Además, el material se puede utilizar tanto en obra nueva como en rehabilitaciones.
A pesar de sus bondades, de momento es un material más caro que el ladrillo tradicional porque no se fabrica a gran escala y su proceso de elaboración es artesanal.
Francia, Holanda, China, Corea del Sur y Chile son los países que se destacan por el uso y producción de este material.. Aunque queda mucho mercado por ganar, ya hay algunos arquitectos como Higueras que están tratando de popularizar el material